mi respirar va sin rumbo, dando giros por
el mundo, tan preocupado por las gentes
que no tiene destino.
La buena voluntad se detiene y sigue
el paso, y el saber se convierte en un
respiro, rozo tu cuerpo con mis manos,
cruzo el mar desnudo bajo la mirada del
cielo y de las nubes de su celeste cielo
que nos devuelve su encanto.
Tú anhelo finge llanto y maldad, y yo
maldigo siempre el destino que fue cruel
conmigo en este día tan importante, que
fuerte liberación de tantas maldades
juntas.
Levantas las olas del mar, siempre
saladas, es el sabor del agua y de la
vida, pero no de esta vida, el agua
siempre será salada, pero el cariño y el
amor, es como el viento, hoy me azotas
y mañana te detienes.
Autor Juan Alonso Nebreda
25 de Febrero del 2013
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