Puede que quizás sea este ser que con luz
avive el fuego, que me rompe la frente como
ese rubí que perdí en ese cuerpo lleno de
amor y felicidad, que se funde con el abismo
de la vida, a veces pensamos que es un sentir
my pasajero pero el tiempo dice que es felicidad.
Estoy en la cristalina luz que aviva mi vida
junto a la tuya, con esa viveza de ser este amor
apetecible, como en la vida que combatimos en
el mismo sentido para atacar, siendo este amor
el resplandor de la vida, y el más feliz que vemos
y transcurre en esta verdad, siempre son esas
verdades que a veces no las creemos pero sabes
que si existen.
Soy feliz en ese camino que un día nos vimos
y nos cruzamos, nos fundimos como los ríos que
se juntan para amarnos, sin vernos sufrir, solo
disfrutar de nuestros derechos del vivir hoy y
mañana felices, esta felicidad que junto al cariño
siempre nos deseamos.
Es ese amor que consiste en nuestra dicha
creciente de cada día, solo al extender los brazos
nos encontramos, para poder juntarnos en los polos
extremos del mundo, como las orillas de los ríos
que juegan con sus blancas aguas al desembocar
en los mares, y son mis dedos los que tocan tu
carne de seda en lo que te estremeces, se juntan
los polos y te alborotas.
También deseo gozar de esas lejanas luces que
se pierden en el horizonte lejano y descanso en sus
desnudos brazos, que enseña tu novata firmeza,
para mojar toda la divinidad vivida, vivir allá en la
lejanía en las faldas de esa montaña, donde los
ríos se confunden con los prados, donde las laderas
verdes las confundimos como las aguas de los ríos,
donde dos seres se sienten felices para poder vivir
la vida junto el uno con el otro, hoy sentire a este
sol para que me de el suficiente calor para ofrecer
este gran amor hacias ti.
Autor Juan Alonso Nebreda (España)
18 de Noviembre del 2018
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