Yo te miraba a esos tus ojos luceros, me
me hablabas y te reías, tu sonrisa era algo de
admirar, me coqueteas a mi en cada mirada
tuya y sabes que me emocionas, juntos los dos
paseamos libres de miradas, nuestros besos y
abrazos llegaban en cada instante a nosotros,
deseábamos amarnos, suspirábamos por ello.
Mis manos tocaban tu ropa fina de seda que
llevabas en ese momento, mis manos sentían
deseos, se deslizaban a través de tu espalda,
seguimos caminando por esa colina lejana, tus
senos pedían libertad, mis ojos cautivos seguían
atentamente a tus movimientos de cadera, en
cada paso que dabas, el tenerte a mi lado era
ese sentir tan maravilloso de dos sere portadores
de mucho amor.
Los aires nos sonreían en el paseo, yo siempre
firme a tus encantos, eran nuestros besos quien
nos emocionaban parecían esos caramelos de la
gloria hacía ti, sentir a esa persona llena de placer
y de amor, deseo sentir ese calor que a veces no
existe pero se que cuando hay cariño y deseo
todo es más fácil en la vida.
Seguimos hasta la colina, allí nos besamos con
ese placer lleno de amor e ilusión, era esa pasión
que siempre se siente uno con el otro, entregarse
al deseo que siempre es muy especial en la vida
y hoy mejor que nunca nuestra luna supo guiar
este camino fabuloso de la gloria.
Autor Juan Alonso Nebreda (España)
9 de Octubre del 2018
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