extranjero en los campos de mi tierra,
yo tuve patria donde corre un río por
entre grises y negras piedras.
Y fantasmas en viejos encinares, es
allá en Castilla mística y guerrera,
Castilla la gentil, humilde y brava,
Castilla del desdén y de la fuerza en
estos campos de labranza.
¡Oh tierra que nací! Cantar quisiera.
Tengo recuerdos de mi infancia,
tengo imagenes de luz y palmeras, en
una gloria de oro, de luces de
campanarios con cigüeñas, de ciudades
con calles sin mujeres, bajo un cielo
añil, plazas desiertas donde crecen
frutales con sus frutas redondas y
bermejas y un huerto con frutales de
ramas polvorientas, con pálidos perales
amarillos.
Con el agua clara de la fuente
espeja una aroma de nardos y claveles
y una fuente con olor a albahaca y
hierbabuena.
Ima
un tórrido sol que aturde y ciega, azules
y dispersas serranías, con muchos
árboles en una tarde inmensa.
Me falta el hielo que el recuerdo
anuda mi corazón a las piedras de su
ribera, o estas memorias que no son
almas.
Tienen sus abigarradas vestimentas,
señal de ser despojos del recuerdo, la
larga gruta que el recuerdo lleva.
Un día tornaran con la luz de fondos
urgidos, los cuerpos virginales a la
orilla vieja.
Autor Juan Alonso Nebreda
13 de Mayo del 2013.
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