Con un velero partí, estuve un año
navegando, pensando cuando volver,
el oleaje me cogió de plano, el velero
naufrago, las olas le tumbaron, de
babor a estribor, allí quedo mi amor
esperando.
Poco a poco el oleaje lo iba
arrastrando hasta las rocas, al rato
quedo encallado y yo malherido
quedé, y pensando cuando volver,
y cuando vea a su amor se
sorprenderá, cuando vea a su marino
fiel nunca la abandono.
El velero por fin se movía y el
viento lo arrastraba, hasta que por
fin quedo libre de las rocas y de su
encallado, el viento lo enderezó y
por fin pudo poner rumbo hacia
su partida, allí apareció su amor
que siempre espera y juntos
competieron más aventuras.
Autor Juan Alonso Nebreda
18 de Enero del 2013
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