Me sorprende que no te acuerdes de
nuestra cita, sé que es el gran día, el
reloj me marca la puntualidad del día,
no es una casualidad, es una cita
planeada con tiempo y sin prisas.
Quedamos en un lugar poco
acogedor, un lugar que no hay ni
principio ni fin, caminamos por el
desierto de la arena de una playa,
donde solo se oía y se veía el piar de
las gaviotas, era invierno.
Solo al vernos fue un despertar de
un susurran mar silencioso, paseamos
y nos dimos todas las esperanzas que se
pueden dar dos personas, nunca nos
habíamos visto antes, simplemente con
cartas y algunas veces muy agradables
y cariñosas.
Sé que me conmovió el verte y mis
noches eran de entrega hacia ti cuando
te soñaba, también me emocionabas,
ahora nos encontramos, no huyes de
mis caricias, al contrario te gustan y te
apasionan.
Nos besamos y ese beso fue fugaz
para los dos, fue una atracción mutua,
era un encuentro de amor y ese amor
nuestros corazones palpitan al sentirse
totalmente relajados, y nuestros labios
se buscan se besan y se aman.
Autor Juan Alonso Nebreda
20 de Enero del 2013.
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