Llora mi alma en un juicio final
e infinito que de amor logre rebosar,
en energía sin igual que derroche
para sentir tu calor y a su vez
amarte.
Yo me fui y el horizonte se acercó
a mi presuntamente de haber gozado
de toda plenitud de dichas, placeres
y un amor inmenso que de tu imagen
desprendías hacía mi, que me
deslumbro.
En la playa junto al mar
escuchamos los sonidos importantes
de nuestras vidas que siempre hemos
sabido soportar y nunca sabremos
que nos espera en esta vida ante
este mar tan traicionero.
Pero cuando me miras me canso de
ver el paisaje, donde yo te espero, en
estos llanos inmensos, o en las calles
habitables por los humanos, entonces
me siento una persona capaz de sentir
y de amar.
Autor Juan Alonso Nebreda
30 de Enero del 2013
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