A LA LUZ DE LA LUNA DE (JUAN ALONSO NEBREDA )
Bajo un cielo con luz resplandeciente
de las estrellas, bajo un viejo álamo, se
juntaban nuestros cuerpos, en una
necesidad de amor y un deseo de sentir
invasión de placeres en una fuerte
noche de luna y cielo luminoso, sentí
esa necesidad de ver esos ojos tan
maravillosos tuyos.
El contacto de tu piel siempre me
provoca, mezclado con las ramas de
los álamos nos amábamos, nuestros
cuerpos llenos de amor y de placer
disfrutaban jadeantes, luchaban por unir
y fortalecer nuestros deseos, nos sentimos
sumamente felices, bajo el calor y el
manto gris de nuestra luna.
Nuestras bocas siempre alegres y
sonrosadas buscaban con anhelo los
placeres de amarnos suavemente, tú
cara siempre alegre y risueña nos
permitimos entregarnos al deseo,
nuestros cuerpos callados, ajetreados
siempre a nuestro deseado amor, este
amor que siempre llega cuando dos
seres se desean y se aman.
Siempre en esta seducción llena y
muy complacida, continuada y también
deseada, nuestros cuerpos se juntan
plácidamente al deseo, nuestras
manos se buscan armoniosas,
dándonos ese capricho de amarnos
para seguir en esa ansiedad de amor
recibiendo cariños en esta unión
entre dos cuerpos que se aman y hoy
más que nunca bajo nuestra luna
sentimos esa ansiedad de estar unidos.
Autor Juan Alonso Nebreda (España)
de las estrellas, bajo un viejo álamo, se
juntaban nuestros cuerpos, en una
necesidad de amor y un deseo de sentir
invasión de placeres en una fuerte
noche de luna y cielo luminoso, sentí
esa necesidad de ver esos ojos tan
maravillosos tuyos.
El contacto de tu piel siempre me
provoca, mezclado con las ramas de
los álamos nos amábamos, nuestros
cuerpos llenos de amor y de placer
disfrutaban jadeantes, luchaban por unir
y fortalecer nuestros deseos, nos sentimos
sumamente felices, bajo el calor y el
manto gris de nuestra luna.
Nuestras bocas siempre alegres y
sonrosadas buscaban con anhelo los
placeres de amarnos suavemente, tú
cara siempre alegre y risueña nos
permitimos entregarnos al deseo,
nuestros cuerpos callados, ajetreados
siempre a nuestro deseado amor, este
amor que siempre llega cuando dos
seres se desean y se aman.
Siempre en esta seducción llena y
muy complacida, continuada y también
deseada, nuestros cuerpos se juntan
plácidamente al deseo, nuestras
manos se buscan armoniosas,
dándonos ese capricho de amarnos
para seguir en esa ansiedad de amor
recibiendo cariños en esta unión
entre dos cuerpos que se aman y hoy
más que nunca bajo nuestra luna
sentimos esa ansiedad de estar unidos.
Autor Juan Alonso Nebreda (España)
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