viernes, 13 de septiembre de 2013

(LA HISTORIA DE UN PERRO ENCONTRADO EN LA CALLE) DE JUAN ALONSO NEBREDA

        CAPITULO II
      
       Bueno por hoy habéis ganado que entre y se quede, pero solo por esta noche, mañana por la mañana os levantáis temprano y lo dejáis en el mismo sitió que lo encontrasteis.
      Y que de baya.
       Y otra cosa, no pienso tocarlo ni para darle de comer y de beber, pienso que lo atenderéis  y lo tendréis  que hacerlo vosotros.
     ¡Vale contesto Itziar! No te preocupes lo atenderemos nosotros, tu no tienes que mirarlo.
     El animal entro en la casa y lo pasaron a la cocina, estaba poniendo la casa que parecía una cuadra en mal estado.
     Y con mal genio grite ....Fuera llevarlo a la terraza.
      El can tímidamente se colocó en un rinconcillo y allí estuvo un buen rato sin moverse.
      Una vez entrada la noche, le pusieron una ropa para que el can entrara en calor y descansase algo mejor.
        Una vez que el can comió y después  de beber se acomodo. La noche estaba desapacible, despiadada y muy oscura, la lluvia caía paulatinamente, haciendo un ruido muy molesto.
      No se paraba de frío.
      Antes de acostarme, fui a mirarlo, cual no sería mi asombro el can no paraba de temblar.
      Pobre animal.
     ¿Tendrá frío, estará enfermo?  O quizá tenga miedo  de como lo he tratado.
      En fin  veremos mañana que sucede.
      La comprensión y el desamparo no me dejaba ver, hicieron que me compareciera del can y sin saberlo los niños cogí  una manta y se la eche encima.
     Transcurrida la noche no paso absolutamente nada, era un can silencioso, sumiso y "Peludo".
      En mis adentros del corazón, algo me decía que iba a entrar a formar parte de la familia.
     Ya había un nuevo miembro "Ton"
      Sin saberlo ya era de la casa.
     El primer día desperté temprano, había parado de llover, y aunque el aire era húmedo y frió , se veía por el horizonte algún claro.
     De repente recordé ¡El can!
     Rápidamente y sin hacer nada ruido me dirigí a la terraza, allí estaba sin moverse  y temblaba de frío o de miedo.
     Su mirada era de tristeza y tenia los ojos hundidos, su pelo estaba seco pero muy sucio y enredoso, era largo y abundante de un color marrón canela.
  Autor Juan Alonso Nebreda
   13 de Septiembre del 2013
   Mañana seguiremos.

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