amábamos, que hicimos del
amor que nos juramos, donde
está el recuerdo de los besos
que nos dimos, donde esta ese
recuerdo, en que fallamos, en
que podemos excusar el fin
de este amor.
Fuimos muy ingratos, sin
darnos la oportunidad ofrecida
y que ingrato es el destino que
nos hiere y muy penosa la
razón de mi pasión, fuimos
siempre valientes en el
destino y debemos perdonar
nuestra traición.
Yo pensé que en mi vida
siempre estabas y mis anhelos
de mi gloria fuiste tu, nos
queríamos siempre con toda
el alma, y hoy muero con
tristeza y tu actitud.
Debemos recordar nuestro
abandono y saber de que forma,
tu promesa se perdió, pediré
siempre a Dios que tú a mi
vuelvas, suplicando enorme
mente a ti mi amor.
Autor Juan Alonso Nebreda
30 de Julio del 2013
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