en la distancia para partir en ese navío,
rumbo a un desconocido lugar, el mar
solo fue el que nos separó, pero
mirando hacía el horizonte nos
prometimos amor eterno.
Los dos sentimos nuestra separación
en esta distancia, pero eso solo fue el
pensar, nuestros suspiros nos llegaban
en ese misterio, las olas del mar con
sus ruidos nos advertían que nuestros
llantos los notábamos los dos.
Sentí siempre esta separación, pero
también sabía que un día no muy lejano
nuestros cuerpos llegaran a abrazarse,
viviendo de ese aroma que hoy en día te
estoy sintiendo, pero siempre así estas
en mi corazón.
Hasta que un buen día regrese de mi
navegar, saliste a mi encuentro,
demostrando que nuestro fuego sigue
ardiendo de deseo, ahora sabemos que
nuestra lejanía nos ofreció este amor que
los dos un día nos prometimos, y hoy
seguiremos iluminando nuestro destino
que es el amarnos para siempre.
Autor Juan Alonso Nebreda
2 de Marzo del 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario