han visto salir de un navío, te busque en las
tabernas, siempre que llego ya te has ido, tú
sigues en mi mente, mujer corsario, mi
cuerpo te espera después de navegar mares
y mares, con tu flamante ropaje que indica
lo que eres.
Quisiera poder encontrarte para enrollarme
en tu navío, poder romper el agua, flotar entre
las olas y arrastrado por las galernas y el viento,
presiento tu presencia en este mundo lleno de
enigmas.
Al encontrarte siempre me ilusionas y los
recuerdos renacen a la aventura de tenerte en
mi presencia, los días son eternos si tu no
estas y sin verte, deseo encontrarte y luchare
hasta hacerlo.
Sé que mi amor te pertenece corsaria mía te
amo y aunque este misterio este lleno de
contratiempos, tu presencia la presiento, tu
voz suave y fuerte la escucho a través del
viento, sé que estás, tu risa esta conmigo y el
eco de tu voz es un hecho.
El viento azota mi velero, allí te veo con tu
flamante bandera azotada por el viento, elevo
mi vista y ahí te veo, los veleros se cruzan y
en el mío te espero y con alegría y amor te
digo te quiero.
Autor Juan Alonso Nebreda
·31 de Agosto del 2013
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