instante una sonrisa salió de tu encantadora
cara, yo fui rápidamente a saludarte y
permitirme mi bella dama, te pido permiso
para entregarte mi corazón.
Deseo cortejarte desde hoy hasta el
infinito, darte este corazón que desde este
mismo instante que te vio solo hace que
suspirar por abrazarte, para entregarte todo
este deseo que la vida me da.
Hoy y siempre mi bella dama, reina de mi
persona, te adornare de flores para que sus
aromas te traspasen tus pensamientos, en
los que solo deseo que me veas a mi.
Deseo que tu vida sea una verdadera
felicidad, que yo con sumo placer estoy
dispuesto a ofrecértelo, deseo que en este
paraíso tierra, tu te sientas firme y que nunca
pienses en adversidades que la vida nos
regala a veces, deseo que solo sientas que te
amo y te amare siempre.
Autor Juan Alonso Nebreda
2 de Febrero del 2014
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