La moza tiene su nombre, un nombre
lleno de cariño y fantasía, la moza lleva
la calle en su frente, la moza llena
siempre los bailes.
Tiene rubios sus cabellos y radiantes
de brillo sus pupilas.
La moza corre a la calle.
En su mente se enroscan pensamientos
de otros días, y va soñando hasta el baile
con pensamientos de nuestros días.
La moza corre a la calle.
Las calles están desiertas y en su entorno
se adivinan corazones que buscan en si paz
y alegría.
La moza corre a la calle.
En su casa se defiende con la llegada de
al noche, su alma se derrumba, pero al
despertar florece toda su armonía que
oculta, oye a los afables vecinos en el patio
y el cántico fantástico de sus exquisitos
jilgueros.
La moza corre a la calle.
Por la tarde los árboles se tambalean con
sus aves de encanto, mientras toma café
bordando una hermoso dibujo sobre el
cañamazo.
La moza corre a la calle.
Por la torre de su pueblo resuenan ya
las campanas para encontrar a la moza
que siente, suspira y ama.
Autor Juan Alonso Nebreda
1 de Febrero del 2013.
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