mi alma, ese Sol que se sentía protegido, cayó
en ese abismo de donde es muy difícil de salir,
solo por esos celos que siempre acompañan en
nuestras vidas.
Celos del Sol, y de la Luna Celeste se
enfado para dejar sin luz a ese Sol que siempre
desea alumbrar en esta vida.
Solo esto, ¡Oh celos del estado es el mal
sereno!
Furia invernal y víbora mal nacida, ¡Oh
escamosa culebra escondida! de verdes
praderas y hermosos senos.
¡Oh entre el alimento del amor mortal
veneno! que en este recipiente de cristal sacas
la vida.
¡Oh daga que sobre mi, clavas la espada! para
que el amoroso amor echas el freno.
¡Oh celos del amor verdugo eterno, vuélvete
a la vida donde tu estabas!
¡Oh al cielo donde la Luna Celeste sigue
apagada, más no cabrás en ella donde tu te
escondes! Ni por tu forma de ser y forma de
pensar.
Te comes a ti misma y nunca acabas y lo
mayor debe ser para ti el mismo infierno.
Autor Juan Alonso Nebreda (España)
23 de Febrero del 2016
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