encontré ese camino que una voz suave me decía,
no vuelvas y sigue, era una sombra que poco a poco
aumentaba el tamaño, se veía que era una silueta de
una mujer con gran cabellera, no era muy alta pero
sé que su voz era muy suave y cariñosa.
Seguí caminando sin mirar para atrás, los prados
se pierden en una inmensa arboleda de chopos que
sus guías todas miraban al cielo, la sombra poco a
poco se iba borrando de mi imagen, una voz que salía
de su interior, que a su vez me decía sigue caminando
y no mires para atrás, te espero y suavemente seguía
sus pasos muy suave, la veía cada vez más cerca pero
no llegaba a alcanzarla.
A lo lejos una casa se divisaba, era allí donde me
esperaba aquella mujer de gran melena, al llegar a la
casa mi cuerpo se quedó helado completamente, eres
tú, sí soy yo respondió, hace tiempo que te busque y al
fin consigo traerte a mi casa, no sé los días que camine
detrás de la sombra, pero jamás pensé que fueses tú la
que me llamabas, pero ahora no deseo que te vayas y
nos fundimos en un gran abrazo, era mi recompensa.
Mis brazos se alargaron para abrazarla, nunca
llegaba a conseguirlo, desistí de hacerlo, sus besos de
la voz se oía muy suavemente y más lejana, todo era
un enigma, era difícil de demostrar nada, ella existe en
mi vida pero desperté del sueño profundo, de que un
gran día quise pero no pude conseguir ese gran amor, yo
sé que el tiempo pasa pero también sé que hoy fue un
sueño, pero en la realidad el amor está y que mi luna
no dejará que otro enigma acompañe mi vida,
Autor Juan Alonso Nebreda (España)
23 de Febrero del 2018
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