Yo voy buscando caminos de la
noche a la mañana, las colinas
son doradas, los pinos verdes y
encinas con su olor polvorean
el aroma de la mañana.
¿A donde va este camino?
Yo voy buscando y parlando a
lo largo del sendero y sin saber
el paradero a donde podré llegar.
El día cayendo está, el alma
tenía una pasión, no logró
arrancarla nunca y más me
duele el corazón.
Mudo se queda el monte
cada vez que suena su voz, el
día más oscurece, el sendero se
serpea y débilmente blanquea,
se en fea y la niebla no desaparece.
Mi canto vuelve a plañir, alguna
espina dorada quien te pudiera
sentir y en el corazón clavada.
Autor Juan Alonso Nebreda
15-12-2012
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