Deseo que llames a mi puerta y
me digas me llaman eternidad,
deseo que mis manos depositen
las llaves que nos llevan a ese
lugar para acariciar tus heridas
y curarlas a la vez.
Seguimos a la eternidad, la
compañía amiga, apacible,
cauta y silenciosa, para vaciarte
con mis besos, eternidad llena
de amor, pero siempre
acompañada del silencio.
Eres eternidad para todo,
recorres el mundo sin encontrar
obstáculo, siempre con el mirar
profundo del mundo lleno de
alegría, y un camino siempre
cautivador.
La luna que nos ilumina de
noche y el sol que nos llena de
calor, son también eternidad,
nos sentimos amados y protegidos
por el mundo del bien, en el
recorrido corto y lento, y esta
eternidad siempre al amparo
del bien y de nuestro amor.
Autor Juan Alonso Nebreda
24-12-2012
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