paseo matinal, de repente mi mano se
siente sujeta, yo imposible no puedo
desprenderme, el viento me lleva con
fuerza, mis ojos se cierran en las
tinieblas de las nubes.
Así aparezco muy lejano y muy
lejos de mi tierra, no veo nada solo una
sombra de pinos aislados y en el fondo
un gran abismo, gente comiendo al
rededor de una gran mesa.
Mi sorpresa se enciende veo unos
ojos castaños con una melena
igualmente del color de los ojos, no
puedes ser, es ella la mujer de mis
sueños, está sujeta a una gran cuerda,
me mira y nos vemos y de repente el
aire empieza a recorrer la fase del inicio.
Ahora ya en mi paseo, retorno a mi
pensar y me digo, si era ella, ha olvidado
el pasado y fue ayer cuando nos
despedimos, mi alma de hombre sonríe
de nuevo, fue difícil pero la vi , espero
que otro día sea igual pero siempre con
ella.
Autor Juan Alonso Nebreda
9 de junio del 2014
Que decirte si cada poema supera al anterior genial ;llenos de esa dulzura un abrazo poeta
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