Recuerdo mi niñez solitaria y triste
y alegre a la vez, recuerdo la calle, los
amigos y los viejos tiempos también.
Días que se escapan, minutos que
no han de volver, vidas que se acaban,
corazones tristes y ojos que se ríen a la
vez.
Mi alma esta apenada de tanto
recordar aquella niñez acabada y días
que no volverán.
Vieja calle. ¡Mi calle!
¿Cuanto te añoro y te hecho en falta?
Aquellos juegos infantiles, inocentes,
llenos de esperanzas a una vida que
vendría y sin pensar que esos días no
volverán jamás.
Mi viejo y cansado corazón, abre sus
puertas de par en par, nace la ilusión
para que pueda tu amor pasar.
Si el sol acaricia el mar, y la lluvia con
la luna le da resplandor, si la savia da vida
a la flor, tu eres la luz para mi corazón.
En este silencio inmenso, con esta paz
deseada, siento un murmullo cerca, es el
amor que regresa a mi alma.
Fuertes como el huracán, tranquilos
como la mar en calma, bello como una
rosa y apacible como el despertar del
alba.
A veces pregunto al viento, el porque
de mi dolor y el mundo me responde
olvidarlo que es lo mejor.
Hay tantos caminos que no se por
donde tengo que ir, tengo miedo de elegir
uno para caminar y después no saber
regresar.
Autor Juan Alonso Nebreda
7 de Mayo del 2013.
conmovedor ,llega al alma felicidades juan ,bello poema besos
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