¡Yo ya no vivo en mi sino
en Rosa fragante!
Su perfume marca mi
camino y sus espinas
cruzan mi destino.
Carne en Rosa soy yo,
fragante cuna para un
corazón errante mecido
por el viento, creciendo
en el rocío de la noche,
esperó el beso de la luna.
El alba Rosa convertida
me abro al sol
esplendoroso, yo bajo
presuroso a por el tallo, y
al caminar de nuevo, clavo
en mi pie una espina, y con
sorpresa veo que siendo
Rosa, me clavo las espinas
de la vida.
Autor Juan Alonso Nebreda
18 de Mayo del 2013
Gracias por sus poemas cada dia son mas bellos feliz semana un abrazo
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