Porque alguna vez con palabras,
me acariciaste cuando necesitaba
una sonrisa, con mucha dulzura me
la regalaste, porque juntos hemos
llorado en alguna madrugada o reído
con penas en alguna payasada.
Porque de alguna manera u otra
te has vuelto importante en mi vida
al ser mi amigo/a de sentires, al
reflejarme en tu historia porque me
has hecho soñar con tus palabras o
hemos volado al cielo como
campeones con la gloría.
Y me has contado tus penas y
alegrías y te has enterado de mis
temores, porque juntos sanamos y
nos adivinamos tantos dolores.
Compartimos vivencias,
costumbres, amores, porque tu
llanto fue mío y mi sufrir fue tuyo.
Autor Juan Alonso Nebreda
16 de Mayo del 2013
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