El llanto de mis ojos se abren
al canto de los sentimientos que
florecen.
Todos sueñan con un final
irreal y distinto, las amapolas
sueñan con sus capullos y
pétalos rojos.
Todos sueñan con extrañas
rarezas, aventuras que no existen
y aventuras sin sombras, frutos
inalcanzables y vientos y
lamentos que se cruzan sin
destino.
Ninguna me conoce son
ciegas y desconocidas.
Los perfumes si huelen y
dejan un aroma escondido y
enclaustrado para siempre.
Cada semilla piensa hacer su
árbol genealógico, que cubre todo
el cielo de frutos y de hojas, por
la tierra se esconden vegetaciones
increíbles.
Ramas de árboles viejos y
rosales con rosas púrpuras de
cenizas.
La luna casi se ahoga de flores
y ramajes que se defienden de sus
ramas de los resplandores del sol.
D
entro de mis ojos se abre el
camino para florecer lo ya perdido.
Autor Juan Alonso Nebreda
9 de Mayo del 2013
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