mar, solo existe esa extensión inmensa de
tierra de labranza, tierra que a veces da
fruto y otras todo se va al traste, sé que
seré feliz, es un valle fértil y siempre supe
responder a la felicidad que un buen día nos
ofrecimos, pero hoy en día siento esa lejanía,
no siento tu cabello cuando el aire lo azota,
ni tampoco el aroma de tu embelesado
cuerpo.
Si en esas tierras te di el primer beso, ese
beso robado al viento y a la luz de la brillantez
de tus ojos y de tu mirada que me decías ámame,
éramos dos seres errantes, que juntos
brillábamos con todas nuestras amistades,
éramos dos seres que juntos formábamos ese
mundo de amor, y hoy sigo buscando en este
sueño que nunca acaba.
Sé que no me importa el sol para sembrar en
ti, para regalarte ese cariño que juntos nos
juramos, aunque ese cielo este oscuro y las
noches de tinieblas, seguiré amándote, continuare
llamándote en este sueño siempre esperanzador,
pero siempre alegre, oigo tu voz, deseo oírla
siempre esa voz que me dice te amo, ven corre
que siempre te espero con este abrazo lleno de
amor y de esperanza.
Autor Juan Alonso Nebreda
3 de Diciembre del 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario