Hoy delicada mente me estas
robando hasta el recién cultivo
de tu mirada, pura y delicada
canción, árbol mío, que para mí
nunca fuiste prisionero y ni
fuiste traidor en la vida.
Tus hojas de color y con tu
figura de cresta, ramas que con
reposo cambian de color, en un
estremecido mes de abril, que
con tu sangre armoniosa besas
y fecundas, y tú pide, y
comprenderás que en cada
nervio de tus hojas, y en cada
rico encuentro eres fugitiva
reverberación.
Para cuando llegue tu caída
en la estación del otoño, con
rescate y silencio tu no te
marchitarás.
Aquí junto en esta arboleda
junto a tus compañeros, y junto
a tu sombra nunca demacrada
respiro tu silencio, siempre con
tu frescor del alba, porque siendo
tu tan sencillo me guardaste el
secreto siempre, de mis paseos y
compañía; es un árbol viejo y
para mi eres un resplandor del
cielo...
Autor Juan Alonso Nebreda
7 de Agosto del 2013
Es un placer leer tus poemas besos
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