Me tembló el pulso en esa noche,
me enamore de esta soledad impropia
de la vida, me volví hacía esta noche
sin verla, estaba alegre y brillaba mi
pensar, pero la noche estaba gris.
Estaba un poco cansado de tanto
esperar a la luna, no llega y mi esperar
se desespera, vi su cabello era rubio
castaño y sus ojos así como azulados
que brillaban en la oscuridad de este
día tan oscuro.
Siento miedo y me recosté, tenía cierto
temor en su manera de ser, sabia que era
buena y dulce, pero mi temor aparecía
cada instante, al llegar al día siguiente y
al sentir la mañana, el alba me trajo una
carta, me decía no huyas te quiero y te
espero.
La carta me decía ven a mi corre como
un rayo te estoy esperando, yo siempre te
quise y este amor es puro y verdadero, ven
a mi, y a si al anochecer de otra tarde gris
mi adorado amor me esperaba para ser
felices.
Autor Juan Alonso Nebreda
21 de Agosto del 2015
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