Yo te miraba a esos ojos azulados, me
hablabas y te reías, tu sonrisa era algo de
admirar, me coqueteas a mi en cada mirada
tuya y sabes que me emocionas, juntos los
los dos paseamos libres de miradas,
nuestros abrazos y besos llegaban en cada
instante.
Mis manos tocaban tu ropa fina de seda
que llevabas en ese momento, mis dedos se
deslizaban a través de tu espalda, seguimos
caminando por esa colina lejana, sus senos
pedían libertad, mis ojos cautivos seguían
atentamente a sus movimientos de cadera
en cada paso daba.
Los aires sonreían en tu pasear, yo
siempre firme a tus encantos, eran
nuestros besos quien nos emocionaban,
parecían esos caramelos de la gloria hacía
ti, sentir a esa persona llena de placer y de
amor.
Seguimos hasta la colina, allí nos besamos
con ese placer lleno de amor e ilusión, era
esa pasión que siempre siente uno con el otro,
entregarse al deseo que siempre es
voluntad del amor.
Autor Juan Alonso Nebreda
12 de Agosto del 2015
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