Se perdió mi paloma, sin rumbo
se va, se deslizo de mis manos,
cogió vuelo y se puso a volar, mi
sangre se congeló al verla partir y
el aire ni lo ha notado.
Hay mi amor que pecado nuevo
cometí hacia ti era tuyo y ahora tus
penas y pesares pasaran sobre mi,
este pecado lo cometí yo y deseo
estrenarlo contigo.
Beberé tus lágrimas, se juntaran
con las mías si es tanto lo que
sufres, en que labios beberá mi
paloma, si bebe en otro se olvidara
de los míos.
Allá te encontraré en las sendas
de los bosques, por las mañanas
frescas, al caminar y tú vendrás
a mis manos y yo te daré de
comer.
Autor Juan Alonso Nebreda
10 de Abril del 2013
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