Hermosa.
Como el mármol fresco y el agua del
manantial, que caminas en un rumbo
lleno de espuma y lleno de sonrisa en tu
bello rostro.
Hermosa.
Con dos manos blancas y pies
hermosos, con grandes cuervas y de
cabellos blancos, andando eres como
una rosa, envuelta en sus pétalos y de
flor desnuda.
Y yo te veo bella.
Hermosa.
Como un nido de aves de cobre
enmarañado, color de miel tostada,
donde tu voz se oye y reposa.
Son grandes tus ojos en tu cara,
son grandes tus ojos en la tierra.
Hay patria, mi patria esta en tus
ojos, yo ando con ellos, que dan luz a
tu belleza y a tu patria, en donde yo
camino. ¡Bella
Tus pechos son como una
hermosura llena de placeres, hechos de
ricos cereales y luna bella.
Tu cintura la hizo mis brazos, como
un río como el camino de un río al paso
de los años, y en tu cuerpo bello.
No hay nada como tus caderas,
tal vez tenga la tierra algún lugar oculto
en la curva y al olor de tu cuerpo, tal vez
hay algún lugar.
Bello y hermosa
tu voz y tu corazón,
bella tu persona, tu luz y tu sombra.
Todo eso me pertenece, cuando andas,
sueñas y estas cerca de mi y cuando
llegas de esa manera, eres mi gran bella.
Autor Juan Alonso Nebreda
26 de Abril del 2013.
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