Hoy camine por ese monte tan
conocido, y estando en él sonó tu
nombre en mi mente y rápidamente
lo grave en ese roble viejo y robusto,
para que el tiempo no lo borre y sea
ante la mirada del mundo inmortal,
como la palabra amor, que será
inmortal.
Miro al cielo desde la colina y está
tu nombre escrito en el firmamento, en
mi vida y en el roble viejo, que hoy
alguien lo puso en mi camino para
inmortalizarlo , deseo que mis palabras
las las oigas a través de esta vida
humilde y sentida.
Necesito saber de ti, necesito ser feliz,
cuando veo ese nombre tan divino y
celestial, tú apareces en el silencio de
este día lleno de calor y maravilloso con
esa vegetación, solo ese viejo roble
aguanta los males del tiempo y de la vida,
por eso sigue en pie.
Deseo verte siempre y llevarte a mi
lecho para que sepas que hoy estoy feliz,
sabes que mis sabanas te añoran, deseo
gravar tu nombre en mi pecho, como la
del viejo roble, para que tu vida y tu
corazón galopen al compás de mi amor
hacia ti.
Autor Juan Alonso Nebreda (España)
8 de Junio del 2016
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